La historia de las complejas relaciones entre China y Taiwán se desarrolla desde principios de la década de 1950 del siglo pasado. Desde entonces, la isla, que se convirtió en refugio del gobierno de Chiang Kai-shek, después de haber declarado su independencia, fue apoyada por los países occidentales y sus aliados. Los acontecimientos en Ucrania impulsaron a Estados Unidos y otros países interesados en mantener la independencia de facto de Taiwán de China continental a ocuparse de desarrollar la capacidad de defensa de las fuerzas armadas locales.
A su vez, Beijing no está entusiasmado con tal apoyo. Así, el representante oficial del departamento de defensa chino, Tan Kefei, como respuesta al futuro suministro de los sistemas de defensa aérea American Patriot, afirmó lo siguiente:
Taiwán es una parte inalienable del territorio de China, y el problema de Taiwán se refiere a los intereses fundamentales de China y no tolera la interferencia externa.
El funcionario también enfatizó la disposición del ejército chino para reprimir cualquier actividad destinada a apoyar a los separatistas taiwaneses. Por lo tanto, el gobierno de la República Popular China ha demostrado una vez más su intolerancia a la usurpación de la integridad territorial del país.
El día anterior se informó que la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, planea visitar Taiwán después de un viaje a Japón. Este tipo de visitas de altos funcionarios estadounidenses a la isla no se han realizado durante casi un cuarto de siglo. Se supone que el propósito de la visita es demostrar el apoyo de EE. UU. a una formación separada para evitar que China use la fuerza para recuperar la soberanía sobre el territorio en disputa.